Odontología Conservadora

La odontología conservadora engloba todos los tratamientos orientados a la conservación de los dientes afectados por caries, traumatismos dentales, erosiones, hipersensibilidad, etc. Los tratamientos más comúnmente empleados son las obturaciones o «empastes», que hoy en día se realizan con materiales estéticos llamados composites. En caso de lesiones extensas se emplean reconstrucciones, incrustaciones o coronas de recubrimiento total.

La caries es la enfermedad dental más conocida por la población y una de las que tiene mayor incidencia, por tanto, los tratamientos dentales enfocados a reparar las lesiones causadas por la misma, son quizás las intervenciones que se realizan con mayor frecuencia por parte de los odontólogos. En Clínica Dental Laura Maestre apostamos además por la prevención frente a esta patología, por lo que empleamos técnicas de educación para la salud bucodental en adultos y niños, así como fluorizaciones y selladores de surcos y fisuras en los pacientes más jóvenes.

Entre las técnicas conservadoras se encuentran también un grupo de tratamientos conocidos con el nombre de Endodoncia. Estas técnicas permiten conservar los dientes con patología pulpar irreversible, esto es, tratar los dientes que tienen afectado el tejido pulpar o «nervio». Cuando las bacterias de la boca contaminan el nervio del interior de los dientes, éste deber ser extraído a través de una perforación que se realiza en la corona del diente. Los conductos por los que discurren el nervio y los vasos sanguíneos deben ser limpiados y ensanchados para que queden libres de bacterias y toxinas, y después obturados o rellenados con unos materiales que aíslen esos conductos impidiendo la filtración y proliferación de nuevos gérmenes. De no emplear estas técnicas, los dientes necrosados por grandes lesiones cariosas, traumatismos, tallados extensos, etc., tendrían que ser extraídos, con las consecuencias que provoca la pérdida de cualquier diente.

A veces, los dientes tratados con endodoncia son protegidos después mediante la colocación de una incrustación o una corona, ya que tras la endodoncia se vuelven más frágiles y pueden fracturarse con mayor facilidad.